Wednesday, August 18, 2010

Universidad Intercultural



Entrevista a Felipe González Ortiz

La universidad intercultural privilegia la

cultura como elemento estratégico para la vida

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A su paso por Perú el Dr. Felipe González Ortiz, fundador y ex rector de la primera Universidad Intercultural del Estado de México y coordinador del Centro de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad Autónoma del Estado de México-UAEM, nos aclara algunas dudas sobre la necesidad de una educación intercultural y la oferta laboral para un profesional indígena.



¿Cuál es la diferencia entre la educación bilingüe y la educación intercultural?

En mi país, el concepto de educación bilingüe surgió en el México post revolucionario de los años 30, cuando se crea la Secretaría de Educación Pública y ésta a su vez crea una Sub Secretaría de Educación Indígena donde el planteamiento era una educación bilingüe, en español y en la lengua indígena que hablaran los niños(as) indígenas de dicho grupo en particular, ya que, si bien en México se hablan 54 lenguas indígenas, las variantes de esas ascienden en 354. Entonces estaríamos hablando de una educación multilingüe, lo que le da un contenido más diverso, múltiple y heterogéneo. En México también existió este debate entre lo que era educación bilingüe y educación intercultural. Nosotros planteamos que educación intercultural no es como el indigenismo clásico, que pretendía una educación en dos lenguas con miras a castellanizar. Ahora la idea se basa en el multilingüismo con miras a consolidarlas e imaginar un universo donde podamos estar discutiendo las obras de Aristóteles, Platón, Locke, Hobbes, en lenguas indígenas.

¿En zonas de migrantes y desplazados indígenas, como es la ciudad de Lima, se podría implementar esta propuesta intercultural multilingüe?

Completamente. En lo intercultural se privilegia lo regional, no lo local. En lo regional caben diversas lenguas. La Universidad Intercultural del Estado de México atiende a cinco grupos lingüísticos: Mazahua, Otomí, Matlatzinca, Tlahuica y el Náhuatl. Pero la Universidad Intercultural de Chiapas atiende cerca de 16 lenguas, que son los idiomas que se hablan en Chiapas. Por ejemplo, en Oaxaca se hablan 37 lenguas originarias y si se abriera una universidad intercultural allí tendría que incluir a todas ellas. En cambio si se abre una universidad intercultural en la ciudad de México, esta tendría que atender a las 54 lenguas del país.

¿Qué dificultades podrían presentarse en su implementación?, ¿qué se requiere?

Lo principal es que no hay catedráticos que hablen lenguas indígenas, eso es una realidad. Cuando abrimos la Universidad Intercultural del Estado de México, que fue la primera en el país, abrimos una convocatoria para contratar a doctores que hablaran la lengua Mazahua y Otomí, pero no había ninguno. Bajamos las credenciales a Maestría y llegaron cuatro que hablaban Mazahua, pero ninguno que hablara Otomí. Cuando pedimos licenciados entonces la cantidad aumentó. La mayor cantidad de profesionales indígenas en México son Náhuas y Mayas.

Uno de nuestros más grandes problemas es el que los maestros no sean interculturales. El maestro promedio es autoritario, pretende saberlo todo y cree que el estudiante es alguien que no sabe nada y que está allí para recibir conocimientos, cuando en un modelo intercultural el aula es una experiencia de aprendizaje colectivo. Para ellos fue terrible el enfrentarse hasta con el diseño de las aulas que son en forma circular, para que fluya la energía y el diálogo y que no les permitían acomodar el espacio como una “escuela”.

A veces esto los limita a un pensamiento algo cuadrado. Por ejemplo, una alumna quiso hacer su autobiografía como tema de investigación. Entonces le pidió a alguien que la entrevistara y después analizó ella misma sus palabras. Esto es una metodología brillante. Sin embargo, su profesor no admite esto como método. Le habló de hacer un grupo focal con otras mujeres en la misma situación. ¿Por qué no aprovechar el potencial de los alumnos? Ese es el profesor que hace falta.

¿Por qué una universidad intercultural?

En México, es una respuesta del Estado frente a una necesidad indígena que se sintetiza en el levantamiento Zapatista que se proclama como una instancia que hace un replanteamiento de la organización del Estado en México. El movimiento zapatista planteaba la autonomía política y el pluralismo jurídico. El Estado rechaza ambas propuestas y sube al ámbito constitucional el reconocimiento de México como nación pluricultural, sustentando que los pueblos indígenas son aquellos que ya habitaban esta tierra antes de la colonización. Esto es importante, es un escalón ganado, pero no suficiente.

En este contexto el gobierno Mexicano crea tres instancias: la Coordinación de Educación Intercultural, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y el Instituto Nacional contra la Discriminación. La Coordinación de Educación Intercultural crea las universidades interculturales y el diseño de un currículo intercultural para la preparatoria, la secundaria y la primaria. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas crea la Ley de los Derechos Lingüísticos donde le da el reconocimiento como lenguas oficiales a estas 354 lenguas y variantes dialectales. Mientras que el Instituto Nacional contra la Discriminación genera la Ley contra la Discriminación que coloca a los indígenas, las mujeres, los discapacitados y los jóvenes como grupos vulnerables. Eso es lo que cambia en México.

En el Perú también existen leyes y ordenanzas contra la discriminación y la oficialización de las lenguas indígenas pero su implementación está aún por hacerse realidad. ¿Cómo es esto en el caso de México?

Lo que existe en México es el planteamiento, la enunciación de ley, pero de eso a que impregne completamente en el conjunto social es muy complicado y no se tiene esa experiencia. Tenemos por ejemplo, representantes indígenas en las cámaras locales y federales pero quien habla no es el indígena, sino el asesor mestizo que lo representa. Eso es un problema. No sé si es discriminación o si es una estrategia porque el compañero indígena no habla bien el castellano. En todo caso, esa es una de las cosas que hay que ir cambiando en México. La ley es importante pero no suficiente. Lo que hay que cambiar es más de fondo, en la estructura social misma. Creo que las universidades interculturales pueden ir dando un paso hacia ello porque estaríamos transformando la sociedad y la mentalidad de la sociedad.

¿Y cuál es la formación que debe dar una universidad intercultural?

En la universidad nunca pensamos en hacer licenciaturas en administración de empresas, derecho, sicología o antropología porque esas carreras ya las dan las otras universidades. Conociendo las disposiciones culturales de México, que es un país racista, difícilmente contratarían a un administrador o a un abogado indígena, especialmente si compite con los egresados de otras universidades. Entonces pensamos en hacer licenciaturas que den un plus al egresado: comunicación intercultural, desarrollo sustentable y lengua y cultura y ahora en medicina tradicional y turismo alternativo. De esta manera el egresado indígena abriría un nicho de trabajo en las sociedades indígenas que promovería la inyección de recursos allí.

¿No suena esto algo excluyente para los indígenas que no tienen las mismas oportunidades de trabajo o las posibilidades de crecer en el nivel académico como los otros egresados?, ¿o es que esto va de la mano con políticas que acompañan la creación de puestos de trabajo?

Lamentablemente no existen políticas de ese tipo, que sí hacen falta. También hace falta un cambio de enfoque. En México podríamos tener un desarrollo comunitario fortalecido si la estructura de la Constitución Nacional no estuviera organizada en función del número de población y territorios. Si los pueblos tuvieran representación en las Cámaras, en función del pueblo, sería distinto. Lo que se genera son caciques no indígenas que aprovechan el voto regional de los indígenas y eso crea un desarrollo distinto al que las comunidades requerirían. No obstante, con eso tenemos que trabajar.

Nosotros hicimos la traducción de la Constitución Mexicana en lenguas indígenas. Apuntamos primero a generar una masa crítica para la lectura de los idiomas originarios, lo cual es muy difícil. Luego trabajamos en la generación de las grafías para los distintos fonemas (el Mazahua tiene trece fonemas vocálicos, mientras que el español tan solo cinco). Tenemos el alfabeto internacional pero los hablantes quieren usar el de ellos. Entonces había que decidir si nos íbamos del lado de la ciencia o de los hablantes. En la universidad escogimos a los hablantes.

Cuando un egresado indígena sale a buscar trabajo, no se trata tan solo de una cuestión del mercado laboral sino de las ideologías, que excluyen de entrada al indígena tan solo por ser indígena o porque egreso de una universidad indígena. Pero si este indígena, en vez de entrar a una universidad intercultural entra a otra universidad regular, camufla su adscripción cultural. En la actualidad trabajo en la Universidad Autónoma del Estado de México y todos mis estudiantes, o un buen número de ellos, son indígenas, pero ninguno me lo dice. En el curso que dicto de multiculturalismo, al finalizar ellos me cuentan que ellos participan en los carnavales de su comunidad, que sus abuelos hablan su idioma originario. Al final se “descubren” indígenas. Sin embargo, todo el modelo no les permite sacar a la luz esto. Y al no exponerlo entonces tenemos a un estudiante que no es libre realmente, que está apagado, opaco.

¿Pero la política de la universidad de la Universidad Autónoma del Estado de México no es también intercultural?, ¿o es usted una isla entre los docentes?

La diferencia es que en la universidad intercultural se privilegia la cultura como elemento estratégico para la vida. Cuando recibimos a la primera generación de estudiantes les preguntamos si hablaban alguna lengua originaria y de 380 estudiantes solo 70 dijeron hacerlo.

Las tareas que reciben los alumnos implican el conocerse a ellos mismos: ir a la comunidad y preguntarle a los abuelitos, preguntarle a la gente, que es como preguntarte a ti mismo. Esto hace que florezca la cultura. Sí tiene efectos importantes. Otro método que utilizamos fue reunir a los etnólogos que habían investigado las comunidades de donde provenían nuestros alumnos para un debate, dónde podían entender el cómo nos ve un foráneo y como los vemos nosotros, ¿qué de adentro de mi se mueve cuando escucho al otro que me ha observado? También vimos lo que son las genealogías de parentesco, un método extraordinario porque de pronto los alumnos entendieron porque el tío materno tiene más autoridad sobre ellos que su tío paterno. A través de estos métodos los estudiantes se sintieron más orgullosos de su cultura.

Al final del año volvimos a preguntar quiénes hablaban su lengua materna y contestaron hablarla 130, 50 más que al principio. Al privilegiar la cultura como elemento estratégico para la vida entonces el estudiante la asume como tal y entonces empieza a descubrirse a sí mismo en un mundo, producto de la colonia, donde el indígena continúa oprimido.

Los jóvenes indígenas pueden salir mucho más consientes de sus derechos y de su identidad pero en una sociedad donde la política nacional no va acorde con ello, ¿dónde pueden encontrar empleo?, ¿el egresado vierte el conocimiento adquirido en su comunidad?

En México hace cambiar el sentido de todo, incluso de las mismas preguntas que nos hacemos. ¿Cómo nos contamos? Preguntando si habla usted una lengua indígena, sí o no. Eso sirve solo para contar indígenas pero no sirve para entender la riqueza que hay en hablar dos lenguas. Otra pregunta: ¿es usted analfabeto?, sí o no. Esto puede ser en el español, pero ¿y en las lenguas indígenas? Nadie lo cuenta.

México no cambia institucionalmente. Sigue siendo un país que pretende una identidad nacional mexicana, una cosa imaginaria, que le llaman sociedad nacional. Ni siquiera cambia al nivel de la Constitución que no es plurinacional sino pluricultural solamente. Y pluricultural somos todos, hombres y mujeres, porque participamos de distintas culturas.

Desde las universidades interculturales y desde las comunidades debe venir este cambio. Allí está el embrión que crece y se va desarrollando, no en el Estado.

Nuestros egresados fueron los rechazados de otras universidades, porque el sistema de educación superior indígena es el menos atendido y el de peor calidad. De los 270 de la primera generación, 30 aplicaron como primera opción a nuestra universidad, el resto eran los que no pudieron ingresar a otras universidades. Los que sí logran entrar a las universidades sin perfil intercultural tienen dos escenarios: terminar la universidad, ponerse una corbata y olvidarse hasta de su idioma o si es alguien que desertó ya no regresa a la comunidad y se queda a vivir en la ciudad como un individuo doblemente frustrado, porque ya ni pertenece a la comunidad ni terminó sus estudios.

En la universidad intercultural la cultura es clave en el proceso formativo. No es algo que se aprende sino que se impregna en las propias relaciones que se dan en la universidad. No quiero decir que sea un paraíso porque también puede llegar a ser un infierno. Cuando los egresados salen al mundo se encuentran con un universo diverso donde tienen que buscar cómo ganarse la vida. Casi ninguno piensa en la maestría. De dos generaciones de egresados tenemos y tan solo tres en postgrados. Además tenemos a otros tres rechazados de postgrados de otras universidades que no los aceptan porque no aceptan a un licenciado que no ha tenido un objeto de estudio definido. Para estas universidades lengua y cultura no es una carrera como sí lo es la lingüística y la antropología. Entonces seguirán aceptando lingüistas y antropólogos pero no indígenas que tengan conocimientos de lengua y cultura.

¿Entonces por qué opta el egresado indígena?

Se insertan en la educación básica secundaria como profesor de lengua, que no está mal, pero tampoco es optimo. Muchos otros trabajan como traductores en procesos judiciales y ganan mucho dinero. Otros traducen documentos de ley pero por ser lenguas indígenas no les pagan igual como si fuera inglés. Los egresados en desarrollo sustentable están en organizaciones de la sociedad civil y curiosamente son los que menos se titulan. Los de comunicación están insertados en las oficinas de comunicación de los municipios. Quizá debe haber algunos que no tienen trabajo.

La violencia familiar en las comunidades indígenas es algo muy arraigado. Nosotros teníamos una estudiante que era hija de madre golpeada y nieta de madre golpeada y de pronto su novio la golpeó. Ella enfocó su trabajo de tesis sobre la vivencia hacia las mujeres indígenas, entrevistando a su mamá y a su abuelita. Cuando se graduó el novio le quiso volver a pegar y ella reaccionó. Ella a partir de eso formó una ONG que atiende mujeres azahuas golpeadas. Eso no lo hubiera hecho de no haber estado en una universidad intercultural.

Fuente: http://www.chirapaq.org.pe/